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manderley

carta a un imbecil (Quique Terán)

Queridos todos:

Ese artículo de nuestro querido Arturito Perez Reverte, del que Gelete hace mención a la EPC, me trae a la memoria otro que escribió, allá por 1994. Vosotros erais todavía muy jovenes (no os olvideis que yo os saco algunos añines, aunque no lo parezca jejeje). Lo recuerdo, porque me hice fotocopias, que tenía en el coche, y a mas de un macarra (os doy mi palabra), ventana con ventana, de coche a coche, se lo dí en mano.

No tiene desperdicio. Reza así:

Querido imbecil:
No llegaras a comerte las próximas uvas, porque de aquí a un año estarás muerto. Y cuando digo muerto quiero decir muerto de verdad, criando malvas para los restos. No palmaras, te lo comunico, de forma heroica, ni útil, ni siquiera natural. Habrás fallecido estúpidamente, a ciento ochenta y en un cambio de rasante, o en una curva, justo cuando pongas para ti mismo cara de duro de película y metas gas, intrépido, jaleado por música imaginaria ó real, creyéndote el rey del mambo.
Lo peor del asunto, discúlpame, no será tu pellejo; que al fin y al cabo (salvo para ti mismo y algún familiar) no valdrá gran cosa al precio que lo vas a vender. Lo malo es que te llevaras por delante, quizás, a gente que ningún interés tiene en acompañarte en el viaje: amigos incautos, la familia que vaya de vacaciones en el coche opuesto, el peatón, el camionero que trabaja para ganarse la vida. Seria mas practico y más limpio, ya puestos a eso, que acelerases hasta doscientos y te estamparas en bajorrelieve contra una pared, es un gesto más íntimo y considerado. Pero se que no lo harás así, porque en lo tuyo no hay voluntad de hacerte pupita. Cuando llegue será de forma imprevista, y aun tendrás tiempo de poner ojos de esto no me puede ocurrir a mi antes de romperte los cuernos y quedarte, como dicen los clásicos, mirando a Triana para los restos.
Llevo años viéndote pasar a mi lado por carreteras y autovias, abonado al carril izquierdo, dándome luces para que te deje, en el acto, franco el paso. A veces te pegas a un palmo del parachoques trasero, confiando siempre, ante mi posible frenada, en la sólida mecánica de tu coche y en tus proverbiales reflejos y sangre fría. En la intrepidez de tu golpete vista y en el valor helado y sereno, que tanta admiración despierta a tu alrededor y, en especial, en ti mismo. Guapo. Machote. Que eres un virtuoso.
Mira, voy a confiarte un secreto. Somos tan frágiles que te temblarían las piernas si lo supieras. Todo cuanto tenemos, que parece tan sólido y tan valioso y tan definitivo, se va al barajo en un soplo, en un segundo, al menor descuido nuestro y al menor guiño del azar, la vida, la condición humana. Basta un insecto, un virus, un trocito de metal en forma de metralla o bala, una gota de agua o aceite sobre el asfalto, un estornudo, una cualquiera de esas bromas pesadas con las que el Universo se complace en pasa r el rato, y tu y todo lo que tienes, todo lo que representas, y todo lo que amas, y todo lo que fuiste, lo que eres y lo que podrías haber sido, se va al diablo y desaparece para siempre sin que vuelva nunca jamás. Así nos iremos todos claro. Pero a ti, querido, te toca en 1994 la papeleta. Claro que a lo mejor me mato yo antes. O a lo mejor me matas tú. Pero yo se que eso puede ocurrirme cualquier día en cualquier sitio, porque mi condición es mortal. Mientras que a ti ni siquiera se te ha pasado por la cabeza.
Lamento no poder comunicarte las circunstancias exactas en que efectuaras (afortunadamente) tu último adelantamiento. Ignoro si tu nombre quedara sepultado en las estadísticas de operaciones retorno, puentes ó fines de semana, o si merecerás tratamiento individual, tal vez con fotos de hierros retorcidos y pies asomando bajo una manta (siempre se pierde un zapato, no uses calcetines blancos) en las paginas de un diario, incluso, con suerte en un informativo de la tele. Pero las circunstancias de tu óbito me traen al fresco. Como ya sabes no suelo cortarme en esta pagina, diré que ni siquiera me importas tú.
Hay quien afirma que toda vida humana es sagrada, y puede que sea cierto. Pero no resulta menos cierto que ya he visto desaparecer unas cuantas vidas, y que algunas parecen menos sagradas que otras.
En cuanto a la tuya, y me refiero a tu vida personal e intransferible (salvo que creas en la reencarnación) allá cada cual si quiere pagar tan caro el dudoso placer de cabalgar caballos de hojalata que devoran a su jinete. Y no vengas con eso del amor al riesgo y vivir peligrosamente. Conozco a gente que sabe perfectamente, de grado, o por fuerza, lo que es riesgo y vida peligrosa. Gente que si merece que derramen una lagrima por ella cuando le pican el billete, en lugar de lamentar la desaparición de fulanos como tu; de tipos incapaces de valorar la vida que poseen y por eso la malgastan. Que sabrás tú del riesgo, capullo. Y de la muerte. Y de la vida.
Que tengas buen viaje.

Si no lo habiais leído, espero que os haya gustado.

Respecto a lo de Lequerica, si debe de ir en serio con ella. Ya lleva mucho tiempo poniendola mirando para la Meca. Estoy de acuerdo con eso de que ya va siendo hora que la presente en sociedad.

Ya queda poco para Abril. Un abrazo muy fuerte a todos!!!!!

Vivan las Piñas de todos los lugares del mundo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Quique Terán

2 comentarios

Maikel -

Piñas! ¡Que vivan las piñaaaaaas! ¡Con sus pieeedras! El artículo muy bueno,está muy bien.
Ya sabemos lo que llevaba Quique en el coche para repartir a los macarras, ahora que nos cuente lo que llevaba para las piñas, ehh? ¿Qué les dabas a las piñas? ehh? ¿de ventana a ventana? Qué figura eres, hay ganas de volvera ver el mejor "juego de piés" del norte, rockanroleando de nuevo en las pistas de baile murcianas.
Ya queda poco para abril. Saludos

políticamente incorrecto -

¡ Gran Quique ! Se te saluda.
Acertado comentario el del cartagenero, por cierto, los artículos que escribe en El Semanal bajo el título " Patente de corso" los teneis disponibles en www.capitanalatriste.com.